Realidades

Anoche estaba acostada y me pasé un rato leyendo. Decidí que era hora de apagar la luz y que, mediante los sonidos emergentes del radio-despertador mi conciencia fuera pasando al olvido. Se suponía que iba a tener una bonita noche donde mis sueños serían de lo más placenteros; por lo menos, es lo que una persona me predijo. Y yo, como soy cáncer y crédula (ejem, ejem...) me dispuse a disfrutar de esas horitas con sumo agrado.

Para empezar, me fui despertando cada hora y media pero con una sensación agradable, abría los ojillos, miraba la hora que era en la minicadena y los volvía a cerrar dispuesta a sumergirme en el mundo irreal. No recordaba nada de lo que había soñado hasta el último entreacto que, ahí sí, lo mantuve en mi memoria una vez el cerebro volvió a funcionar en su fase activa.

Historia del sueño a grandes rasgos: estoy con tres miembros de mi familia, los tres varones y nos hemos ido a comer todos juntos. Pasamos un buen rato hablando, riéndonos, comiendo y bebiendo. En un momento determinado, acabados los postres, uno de ellos saca una bolsa y empieza a repartir huevos Kinder!; tenemos los cuatro encima de la mesa y como ve que todavía le quedan, los va repartiendo alrededor, tirándoselos al resto de los comensales del restaurante y cogiéndolos éstos al vuelo. Mientras sucede esto, me fijo que llevo puesto un jersey que hace años que no toco porque lo utilizaba para jugar con Orgullo y los dientes de un husky siberiano son demasiado para las mangas y éstas están llenas de agujeros. Me quedé pensando que yo no había salido de casa vestida así y que era un total misterio por qué ahora lo llevaba puesto.

Doy un salto en el sueño y me veo yo sola sentada en la mesa mientras ellos tres están reunidos en la barra del bar. Estoy leyendo el periódico y noto cómo, una persona se sienta detrás mio; esto es posible porque yo estoy sentada en la orilla de la silla y hay sitio suficiente. Me giró y a quién veo?... a un chico que, por lo menos, hace quince años que no sé nada de él; muy majo, muy simpático y que está igual que siempre. Nuestras caras se van acercando y...

Lo bueno del final de este sueño es que, si hace años no me lié con él, en este paseo onírico también hubo calabazas...jejejejeejjj... está visto que hasta en mi subconsciente soy buena chica. Decir finalmente, que no era este tipo de noche a la que se refería y que como adivino no tiene futuro...