Radio Detection and Ranging

El día ha comenzado con la ruta turística que tenía programada desde hace unas jornadas y que no podía demorar por más que yo quisiera. En un principio se presentaba un tiempo oscuro, nublado, con ganas de llorar para limpiar el ambiente de la polución típica de las grandes ciudades. Una vez llevado a cabo las habituales tareas caseriles y habiendo desayunado y acicalado en la medida justa he dirigido mis pasos hacia ese magnífico medio de transporte como es el metro.

Entro y el primer cambio que noto es que ya no hay ningún trabajador encargado de la venta de billetes; ya todo está automatizado y a saber cuál habrá sido el futuro de todas aquellas personas cuya función principal era la atención al pasajero futuro de dicha forma de locomoción. Espero pacientemente a que una señora saque su abono pero la pobre mujer entre buscar el billete y encontrar la manera exacta de introducir el mismo por la ranura lo único que consigue es que se le pase el tiempo ajustado a tal evento y, por lo tanto, tenga que volver a empezar mientras la cola va aumentado poco a poco. Le ayudo, indicándole cómo debe hacerlo ya que, con mi mente egoísta, sé que será la mejor manera de poner sacar yo mi billete más rapidamente.

Desciendo las escaleras y no tengo que esperar nada de tiempo porque acaba de entrar el vehículo en cuestión y me introduzco en uno de sus vagones. Como es de la última generación, no son compartimentos separados sino que, es una unidad única asemejada a una serpiente con sus sinuosas curvas adaptándose al recorrido. No me apetece sentarme y me quedo apoyada ligeramente en una barra lateral dispuesta a tal efecto.

Van pasando las paradas, la gente entra y se va sentando; entra un chico de unos treinta y cinco años con barba y se queda apoyado en otra barra de forma diagonal a mí. Veo que me mira pero como todo el mundo, le miro y sigo a lo mio. Siguiente parada y se abren las puertas; antes de que la pierna de la pasajera en cuestión atraviese el umbral del vagón mis ondas electromágneticas me ponen alerta: es del gremio. Entra y se va a situar directamente frente a mí apoyándose en otra barra lateral. Le miro, me mira y sin problemas, cada una a lo suyo.

Yo sigo notando la mirada del tio de la barba fija en mí pero ni le devuelvo la mirada ni hago que sepa que sé que me mira. Me dispongo a escanear a mi compañera mientras llega mi parada de destino. No necesito dirigir mis ojos a ella directamente, el reflejo del cristal es suficiente: empiezo fijándome en las bambas y subiendo lentamente, dejando que los detalles queden grabados en mi mente; vaqueros cómodos, muy cómodos; manos dentro de los bolsillos de la forma típica; camiseta por fuera y lo suficientemente larga para que tape parte de los pantalones; chamarra con diversidad de bolsillos; pañuelo alrededor del cuello, grandecito y del color habitual; pañuelo en la cabeza para intentar dominar el pelo que no consigue y cada mechón va a su aire; gafas pero no de pasta, finas, doradas, muy adecuadas a su cara y finalmente, el anillo de oro en su dedo pulgar de la mano izquierda.

A estas alturas de la película, me empieza a entrar la risa y voy notando cómo mis labios se empiezan a curvar ligeramente y como me conozco intento por todos los medios que no suceda ya que la gente no está habituada a ver a las personas sonreir así, sin ton ni son, y muchos menos a reirse yendo sola. Trato y trato pero cada vez me resulta más dificil; además el barbudo como no para de mirarme se ha dado cuenta y todavía me mira más. Yo que lo noto ya no sé donde meterme y sólo puedo rezar para que llegue ya mi parada. Sí, por fín! Paramos y enfilo decidida hacia la salida pero antes, tengo que pasar al lado del "amigo" y cuando lo hago, sólo le hace falta pararme y decirme: te has dado cuenta de que tienes una cana en el pelo? y es que el señorito sólo le ha hecho falta cachearme para quedarse a gusto...

Una vez en el andén, ya libre y sin personas que se fijaran en mí, he podido sonreir y reir porque mira que es casualidad que a esas horas justamente entrara una "conocida" y decidiera que el mejor sitio para reposar cuando andaba el vagón medio vacio y con multitud de lugares donde situarse fuera delante mio...