El enano

Ha caido la oscuridad en la tarde y hemos pasado a disfrutar de la noche. Es hora de salir a dar una vuelta con el enano. Como siempre cuando me ve cambiada y ve cómo cojo la correa sus saltos de altura son de record guinness. No puede parar, va y viene, deseando que abra la puerta y salga disparado hacia las escaleras. Le dejo hacer mientras bajo tranquilamente escuchando la música de turno. Me espera ansioso en la puerta del hall, da pequeñas vueltas sin dejar de mirar hacia la calle. Le abro y sale disparado hacia el último obstaculo antes de su libertad, continúo bajando escaleras y le doy via libre: abro la puerta del portal.

Como siempre, se dedica a remolonear por los jardines y los columpios, fijándose en los niños pequeños y en todo lo que pasa a su alrededor. Yo enfilo dirección al parque "salvaje" donde se reunen todos los perros con sus dueños. De vez en cuando le silbo para que no se quede atrás, le cuesta pero viene. Cuando comprende que me va a perder de vista, se lanza corriendo para que no ocurra dicha posibilidad. Llegamos al campo de tierra y ya estamos otra vez. Revolotea a mi alrededor saltándome y pidiéndome que le lance piedras; eso sí, deben ser cantos rodados. Se vuelve loco, corre detrás de ellos y empieza a mordelos y a ladrarlos desafiándolos a que se muevan. Sigo mi paseo dando vueltas alrededor suyo mientras escucho musiquita y me pongo a bailotear. No hay peligro, nadie me ve..... jajajajajaj y si me ven, me da igual, anda que yo tengo muchos problemas en que me vean moverme y cantar en voz alta.

Ya es hora de volver y comienzo a caminar. El enano me ve, deja el canto y se viene conmigo. Llegamos a la vuelta y me fijo en unas luces naranjas que iluminan los escaparates de un edificio. Nunca me entero de nada y siempre me lo están echando en cara; como cuando se quemó un piso a menos de doscientos metros de mi casa y no lo supe hasta que me lo dijeron una semana más tarde. La verdad, no me interesa lo que sucede que no me afecte a mí pero sabiendo lo que me dirian me acerqué a ver qué era eso. Me figuraba que serían los bomberos y estaba relativamente cerca. No quise llamar al enano, estaba remoloneando por los jardines y siempre se queda allí un buen rato. Fui y vi que ya se iban y no había pasado nada significativo pero me di cuenta que llevaba demasiado tiempo sin echarle un ojo al enano. Volví pensando que seguía allí pero no, me figuré que había continuado el camino y empecé a andar más deprisa. Ni rastro de él, llegué al portal y no había rastro suyo. Vuelta a desandar y a llamarle silbándole; nada, no aparecía. Menudo paseíto me estaba dando y los resultados no eran positivos.

Decidí volver a casa a por refuerzos no fuera que estuvieramos dando vueltas como en una noria, persiguiéndonos el uno al otro. Entre dos sería más facil acorralarlo. Me meto en el portal y subo por las escaleras con prisillas. Cuando estoy llegando al piso y me quedan cuatro escalones giro mi vista a la izquierda y veo como una cabecita toda blanca con unos ojazos negros se asoma por debajo de la barandilla y me mira diciéndome: qué? ya te has dado la vuelta? podemos entrar en casa para tomarme el aperitivo que me he ganado?.................grrrrrrrrrrrrrrrrrr............Será jod....... Yo venga a dar vueltas y él, esperándome en la puerta de casa.

Lo mejor, la reacción en casa: Claro, como le dejas que haga lo que le da la gana...... no tendrías que haberle encontrado. Sí, claro. Hubieramos visto el pollo que se habría montado si llego a aparecer sin el enano.....