domingo, 8 de febrero de 2009

Fragmentos

El verano de hace unos cuantos años supuso para una niña de once años salir de su casa dirección a sus primeras colonias. Éstas tenían lugar en un colegio internado que, por supuesto, en verano quedaba vacio. No conocía a ningún niño ni tampoco niña, iba a la aventura sin los miedos que padecen los adultos, en su mayoría totalmente injustificados y sin base racional para los mismos.

Nada más llegar a buscar dónde dormiría. Tuvo suerte, pudo elegir la cama superior de la litera, desde allí podía controlar todo a golpe de vista, participar en travesuras de cuyo castigo escapaba porque cómo iba ella a hacer nada si tenía que subir y bajar sin hacer ruido?

Empezó a congeniar con unos más que con otros pero en general se llevaba bien con todo el mundo; pasaban los días ocupada desde que se levantaba hasta la hora de acostarse. Siempre había actividades y el aburrimiento era una palabra que no existía dentro de su vocabulario. Un día la monitora les comentó a todos que iban a hacer una especie de obra teatral donde participarían todos, asignándole a cada uno lo que tenían que aprenderse. A ella le tocó aprenderse una, digamos poesía, y aunque le costó memorizarla cuando llegó el día señalado la recitó sin ningún problema.

Los años han pasado y esa niña todavía recuerda esas palabras, aunque el título se borró de su memoria, las frases resuenan en su mente...

No me mires,
que nos miran.
Nos miran
porque nos miramos.

Miremos que
no nos miren.
Y cuando no nos miren,
nos miraremos.

Porque si nos miran
que nos miramos.
Descubrir pueden
que nos amamos.

Con una simple mirada se pueden provocar mil sensaciones allá donde somos más débiles, en nuestro mundo interior donde tenemos guardados los sentimientos, y conseguir que te quedes parada sin saber cómo reaccionar. Porque no sólo con las palabras las personas se pueden quedar cortadas...

12 comentarios:

Saltinbanqui dijo...

Las miradas siempre dicen mas y con mas claridad que las palabras.

:)

MI HISTORIA... dijo...

Las miradas guardan todo un mundo interior que las palabras no pueden reflejar en ocasiones.
Yo sé de una niña que en las colonias con 12 años tuvo su primer beso con una chica haciendo precisamente la obra de teatro ;)

Anónimo dijo...

Qué potitoooooooo.

Summer dijo...

Ya lo decia el proverbio arabe, quien no entiende una mirada, tampoco entendera una larga explicacion!!!!!

Ripley dijo...

Los ojos son sinceros, todo lo que las palabras no lo son. umm, ¿quieres que te mire un rato a ver qué descubrimos? jeje

Anónimo dijo...

"Óyeme con los ojos" Creo que no hay mayor verdad que una mirada... :)

Besos

Any_Porter dijo...

Siempre adoré esa poesía...

Biquiños.

Mireia dijo...

guau! un poco trabalenguas, pero muy chula la poesía.
Hay miradas y gestos que no necesitan de palabras... lo chungo es cuando tú no te das cuenta que miras así y los de u alrededor sí jeje

dintel dijo...

Vaya, yo tengo una experiencia parecida a la tuya... me la has hecho recordar.

MI HISTORIA... dijo...

La frase del día me ha recordado algo que decía mi madre "siempre queda poso" y tenía mucha razón.
Espero que mi nombre no implique la castidad, que a eso me niego eh! XDDDDDDDD
Muxux

Anubis dijo...

Saltinbanqui: A veces no es tan bueno que una mirada te enseñe lo que en verdad se piensa.

MH: En mi caso no hubo beso ó yo no me acuerdo

Anónimo: Gracias y mmmmm, te conozco y no lo sé?...

Summer: Quien no quiere entender, nunca lo hará

Ripley: Quizás deberías hacerlo...

Anubis dijo...

Kibo: A mí sólo me falta la mirada de otro ojo... Besotes

Any: Pues no tengo ni idea de quién es el autor pero se me quedó grabada a fuego y los años pasan y ahí sigue...

Una más: Es que se trataba de un trabalenguas y para una niña de once años ahí estaba la gracia. La mirada... al principio no lo sabes pero llega un punto en el que te das cuenta...

Dintel: Y tu experiencia fue...?

MH: A ver señorita, tu nombre forma parte de ti y sí la castidad la llevas encima...jejejejejej