martes, 31 de marzo de 2009

Carta para ti

Acabas de irte; pronto, demasiado pronto. No sé cómo empezar, no sé qué decirte ó más bien tengo tantas cosas que escribirte que no puedo empezar por una en concreto. Los recuerdos se me juntan en la cabeza y las lágrimas me empiezan a salir. Es dificil, sabes que no sé llorar, que nunca he podido llorar pero tengo que intentar que salgan; me duele demasiado, tengo que dejar que salga el dolor, es la única forma de salir adelante y no quedarme en mitad del camino recordando una y otra vez este momento.

Pasé la noche contigo y volví a casa a dormir aunque era lo último en lo que estaba pensando; pensé que tendríamos algo más de tiempo pero sonó el teléfono y "vente", cogí el coche y me presenté en diez minutos pero ya te habías ido. No me lo quisieron decir para que no tuviera problemas en el camino pero llegué y te ví, dormidita, descansando por fín. Te besé una y otra vez pero estaba tranquila, no te dejamos sufrir y pudiste irte serena y en paz. Sabes? el enano también se dió cuenta, también lo supo. En el instante que te fuiste empezó a llorar y no dejó de hacerlo hasta que volví a casa y nos vió al primo y a mí; no sabíamos por lo que había pasado porque él siempre es cariñoso cuando nos ve entrar por la puerta pero nos lo contó el vecino, que trató de calmarle pero que sólo hacia que llorar y llorar.

Si hubieras visto cuánta gente fue a despedirse de ti. Siempre he estado orgullosa y siempre lo estaré porque fuiste la mejor hija, la mejor hermana y la mejor madre pero con el resto de la gente eras igual, si estaba en tu mano, ayudabas en lo que podías, intentabas hacer lo que fuera por los demás y la última persona en quien pensabas era en ti. Hasta el último momento andabas pensando en los demás y te tenía que echar la "bronca" porque no parabas y ante todo estabas tú, pero daba igual, siempre fuiste generosa y todos tus días del primero al último fueron así.

Nunca he sido una persona ni de abrazos ni de besos pero desde aquel día volvimos a la rutina que teníamos cuando era pequeña: beso de buenas noches. Aunque lo modifiqué y ese beso nocturno se convirtió además en beso de buenos días, en abrazo mañanero y en una sonrisa de oreja a oreja para empezar bien el día. Últimamente aprovechaba cualquier despiste tuyo, lo tenía fácil, con la excusa de darle envidia al enano a la que no te fijabas empezaba a abrazarte y hacerte carantoñas, luego sólo tenía que decirte que era para que vieras cómo se ponía en medio el enano porque claro, tú eras suya y no podía soportar ver que me acercara a ti. A él también le daba mimos pero en el fondo necesitaba tus abrazos y tus besos porque sabía que no tenía tanto tiempo para poder sentirte cerca de mí.

Recuerdos inundan mi mente. Mi cumpleaños siempre estará ahí. Venías a mi habitación y empezabas a tirarme de las orejas; me dabas dos besos y me decías: " Taitantos añazos (siempre uno más de los que cumplía), yo a tu edad ya había esto y esto y lo otro". Luego me seguías diciendo: " a estas horas ya te había tenido y me estaba desayunando un chocolate". O cuando me fui de casa y al cabo de los meses me decías que tenías la puerta de mi habitación cerrada porque no soportabas verla allí vacía sin mí y que te hacía llorar ver que ya no estaba en casa. O la sorpresa que te llevaste aquel día de la madre que estabas en el pueblo y le dije a papa que te dejara mi regalo debajo de la almohada y al llamarte me dijiste: "perrona más que perrona pero mira que eres..." Normal, yo no solía hacerte regalos en esas fechas pero aquel día sabía que te haría ilusión.

No sé a quién le gustaba más si a ti ó a mí cuando me hacías las chaquetas, las camisas y los chalecos y me encantaba ponérmelo. Recuerdo aquella camisa que me hiciste donde no había que tener mucha imaginación para saber cómo era el cuerpo que cubría porque se llevaban aquel verano y como me conocías tan bien sabías que me la pondría sin importarme si se veía o se dejaba de ver. Y el tema cocina? Siempre me dijiste que si pusiera atención lo haría muy bien pero no lo hacía porque podía llamarte por teléfono en cualquier momento y decirte lo he hecho así y asi pero me falta algo, qué es? Siempre dabas en el clavo. Claro que al final he aprendido y cuando te iban a ver y te decían que les había gustado mucho lo que acababan de comer, te ponías muy contenta porque tú me habías enseñado y estabas segura que lo haría casi igual que tú.

Según tú soy la fuerte, la dura de la familia pero realmente ésa eras tú. Aunque mi hermano siempre fue tu hijo "preferido", yo era tu "niña", te daba igual los años que fuera cumpliendo para ti siempre sería la pequeña, la persona en quien te apoyabas, en quien confiabas que estaría y tenías razón pero me cuesta un mundo estar ahora sin ti. Te llevo dentro, en mi corazón. Sé que ahora estás mejor, estás al lado de los abuelos, que el abuelo cuida de ti y que algún día, si Dios quiere, volveremos a reunirnos.

Sé que estás palabras no las dijiste tú pero también sé que son lo que querrías decirnos si pudieras:

"Gracias por todo. Os deseo que seáis felices hasta que nos encontremos de nuevo aquí, en el cielo eterno.

No tengáis miedo a morir cuando os llegue el momento. Aquí no hay dolor, ni llanto, ni soledad. Aquí todo es salud, alegría, paz y felicidad para siempre.

No os entristezcáis. Yo me adelanto un poco. No os olvidaré. Hasta muy pronto. Os amaré desde el cielo.

Seré el ángel invisible de la familia."

Te quiero mama.