martes, 17 de noviembre de 2009

De la noche al día

Eran las cuatro y media de la mañana y ya estaba levantada. En un principio había tenido el propósito de no dormir para ajustarse cuanto antes al desfase horario que le tocaría sufrir pero sus párpados ganaron la batalla a su cerebro. Llevado a cabo los últimos retoques, antes de salir de casa hizo una revista general a ella y su entorno; bien, ya podían irse.

Aún cuando la noche era oscura, el frio no había llegado a instalarse en las aceras; en esta parte del país raros son los días donde la temperatura haga que uno vaya encogido dentro del abrigo tapándose las orejas con el cuello invisible del mismo. Aeropuerto nuevo, curiosidad nueva. Miradas a un lado y al otro, instantáneas recogidas en la retina intentando captar todo lo que sucedía a su alrededor.

Caminar pausado en busca del billete, vista hacia la cola que se formaba por momentos en aquella taquilla. Hablando de naderías nos vamos acercando y cuando nos colocamos en último lugar llegar tres señores y señoras de edad empujando y alborotando. Pero qué más les dará? acaso creen que van a perder el avión? en dos horas se darán cuenta que no hay nada más que hacer que esperar a que les llamen...

La mesa está cada vez más cerca, una mirada de Luis donde la pregunta aflora de forma natural: lo llevas todo? Si, claro, dice palpándose los bolsillos. Un momento, de verdad es asi? Un sudor frio le empieza a recorrer por la espalda; el pasaporte no está, tiene la imagen del mismo reposando tranquilamente en el cajón de su cómoda, allá donde lo dejo pensando que era el mejor lugar para no olvidarlo. Dios, y ahora qué? Kilómetros de distancia entre ella y aquel libro que era la llave para irse de vacaciones.

Llama a Maria y que te lo traiga. Fácil solución si no fuera porque ella no es muy diestra conduciendo y hay demasiada carretera de por medio. Y si viene en tren? Ojalá pudiera pero es lentísimo, hoy mismo escuché que ni siquiera han llegado a ponerlo a trescientos cincuenta kilometros por hora; mucha potencia y ningún uso, lo habitual en este país.

Le dan vueltas a la cabeza buscando una solución y el tiempo transcurre sin remisión. Cuando se quieren dar cuenta están delante de la azafata con una sonrisa fresca y natural, preguntándole destino y...

... abrió los ojos, debía ser mitad noche, mirando el reloj los dígitos le dijeron que eran las siete de la mañana y que por esta vez el sueño había terminado; no estaba nerviosa ni alterada, sabía sin saber cómo, que ese día llegaría, que se podría olvidar de un montón de cosas pero de lo que no se iba a separar era de su pasaporte. Tomó el libro que tenía en la mesilla y se dispuso a leer las últimas cincuenta páginas intentando averiguar antes de que se lo contara el autor si el detective iba a encontrar a la heredera bastarda de un importante hombre de negocios estadounidense y veterano del Vietnam...

2 comentarios:

cris dijo...

Menos mal que fué un sueño porque sería una putada importante que se olvidara el pasaporte ajajajajaj.
¿Cuándo vienes a verme??????

Keka dijo...

Me han entrado hasta sudores... jejejej
Más que un sueño, es una pesadilla XD