viernes, 8 de mayo de 2009

Objetivo en el punto de mira

Tienen ganas de jugar, su naturaleza les impele a ello, desde por la mañana al despertar han empezado a diseñar mentalmente los esquemas para la consecusión de sus planes. El uno le incita al otro para ir detrás de una presa determinada, la cual es del agrado del segundo y por ello no está del todo convencido de que sea la forma correcta de actuar. Lo conoce de hace tiempo, ha visto sus ideas y venidas, sabe cómo es, lo que siente, lo que disfruta y lo que le hace padecer y por tal motivo, en principio, no desea seguir los planes del primero.

Se deja convencer ó puede que deje apartados esas convicciones débiles que conseguían a duras penas mantener encerrados sus deseos de caza y captura de una presa tan indefensa. Sigue las pautas del otro, aporta sus propias ideas, traman aquellas trampas cuyo éxito les llevará a la consecución de su objetivo. Salen al exterior, perpetrados, camuflados, con todo dispuesto y en busca de la víctima propiciatoria. No tardan en localizarla, los hábitos son los habituales y el segundo se los conoce de sobra.

Empiezan a seguirla, lentamente, con cautela, sin que se dé cuenta de nada. Llega un momento en que el objetivo mira y ve a su "amigo" y sin miedo le llama y empieza a entablar conversación con él. La charla continua pero nota algo raro, no sabe lo que es, pero dentro de sí comienza a nacer una intuición, una sospecha, algo no anda bien. Se despide del amigo y se va. Sigue caminando por el camino, absorto en sus pensamientos, en esa sensación que desde hace unos instantes le provoca cierto desconcierto.

Por fín, sabe lo que sucede, su cuerpo está en tensión y su mente ahora tambien. Ha entendido el juego, descubre que se ha convertido en presa de su amigo y del conocido de éste. La cabeza le da vueltas y una idea empieza a tejerse en su mente. No puede pararse, no debe pararse, continúa y continúa. La desventaja inicial se ha convertido en beneficio: conoce el territorio, los puede despistar fácilmente. Así lo hace y se queda descansando para recuperarse del esfuerzo y de la sorpresa.

Durante esos minutos, lo comprende todo y una nueva idea, un nuevo plan es urdido por él. Está enfadado, molesta, en cierta forma triste por tal traición y ya sabe lo que va a hacer. Mientras, los otros dos, andan yendo de un lugar para otro intentando encontrar de nuevo su rastro, no dándose por vencidos ante la desaparición de su vista del objetivo. Llevan un rato caminando y empiezan a cansarse, a no estar del todo seguros, a darse cuenta que sus planes no se están llevando a cabo de la forma que tenían planeado.

Dónde se habrá metido? Pregunta que cada vez se hacen con más frecuencia. La respuesta: les ha localizado, está detrás de ellos, tiene paciencia, mucha y es que la presa se ha convertido en cazador...

El nuevo cazador lleva un sonido, una canción, un mantra en la cabeza... y es que ya lo dice la frase: el que juega con fuego se quema.

6 comentarios:

Veratz dijo...

Me ha gustado el relato y mas q todo la intriga que has puesto en el... besos

Nosu dijo...

el hombre y la tierrra

titirutitirutitirutitiruuu (la inolvidable musica)

Summer dijo...

Ummmmm no me gustan nada de nada los cazadores.

cris dijo...

A ver si de una vez me cazan ajajajajajaj.
Que sepas que me iba a dormir, no es que me haya entrado el sueño... muahahaha

MI HISTORIA... dijo...

No sería capaz de disparar ni al más grande, ni al más pequeño.
Qué tal de caza fotográfica? eso me gusta.
Muxuxxxxxx

Mía dijo...

CAzadores y cazados, mm dificil de delimitar...

Bseitos!

Pd.Muy interesante el relato!