Dos ideas, un mundo.

El conocimiento de tu existencia era algo desconocido para mi, simplemente un día apareciste delante de mis ojos y te vi. Empecé a observarte con atención, me interesaba lo que veía. Tú y tu gente erais diferentes, por ello la curiosidad aumentaba a cada paso que daba a tu alrededor. Quería saber más, quería entender vuestra forma de ser, de sentir, de ver las cosas, de actuar, de ir por la vida...

Al principio fui bien acogida, todo era amabilidad, alegría, interés por vuestra parte también. Estaba tan interesada en todo lo que veía que os hacía preguntas, una detrás de otra y con cada contestación me surgían más; no lo podía evitar, era asombrosa vuestra manera de ver a las personas. Para todo teníais una explicación lógica, lógica según vosotros y apoyándoos en vuestros libros de cabecera como dogma de fe.

Empecé a ver algo más en vuestras miradas: pena por mí, sorna por mis explicaciones, burla ante mi forma de actuar, ira por ser como era... Os ví actuar, ví el poco ó nulo respeto que teníais por aquellas personas que intentabais "salvar"; nada os detenía, ni en los momentos más dolorosos dejabais de querer meter el dedo en la llaga. Vuestra verdad es la única, la verdadera, todos los demás están equivocados, son necios por no querer verlo, por no querer redimirse y entrar en el camino correcto...

En un momento de reflexión antes de despedirme de vosotros y vuestro mundo me quedé pensando en: si delante de una camara os comportais así, cómo será vuestro proceder sin ningún testigo?; yo tengo que respetar vuestras creencias pero vosotros os podeis meter conmigo, con mi forma de pensar y por supuesto, estais en todo el derecho de hacerlo; dónde quedan las virtudes de las que haceis gala?; por qué pedis que se os respete vuestra forma de pensar y al mismo tiempo vosotros no dais ejemplo de ello?... Tantas y tantas preguntas, tantas reflexiones y ninguna respuesta que nos convezca ni a vosotros ni a mi...