miércoles, 6 de mayo de 2009

Ledyanya gory

No has comprado billete pero desde el primer momento que abriste los ojos ya tenías el pasaje reservado. Las clasificaciones son innecesarias aqui, inexistente la clase turista, businnes class ó first class. Todas con las mismas medidas, mismo tamaño, mismo color y mismo asiento. En lo único que se asemeja es que te puede tocar primera, segunda fila ó sucesivas pero tú no decides, según llegas ahí te acomodan.

Piensas que vas a ser testigo de un bonito espectáculo, tu mente todavía tiene que entender que eres la protagonista. Sin ti, el viaje no tendría sentido. Estás expectante, todo es nuevo, desconocido, interesante, curioso y tienes ganas de que empiece, que todos estén en sus sitios para poder sentir la adrenalina golpeándote directa en el corazón.

Lo notas, empieza a moverse lentamente, te tienen que trasladar al punto de inicio. Tienes tiempo de fijarte en todo aunque la emoción de saber que quedan pocos segundos para que todo comience hace que tus ojos se nublen y no consigas ver nada. Ya estás en la cima, el panorama es magnífico, tu cuerpo irradía optimismo, nada malo puede pasar. Allí en lo alto las dobleces, los engaños, las traiciones, la culpabilidad... nada existe, simple neblina de un mundo soleado.

Comienza la travesía, las ruedas giran lentamente, van alimentándose de tu energía y la velocidad aumenta; la bajada llega rápido, tu cuerpo debe habituarse, no le da tiempo, notas cómo tu interior quiere ir para delante mientras tu mente quiere ir para atrás. Cuando todo te vuelve a tu sitio, llegas a la explanda, al llano, al camino liso y sin dificultades. Quieres quedarte allí, quieres que nada cambie, que el trayecto continúe de forma tranquila, ligera y sin sobresaltos.

Te recoges en ti, espiras lentamente, dejas que tus pulmones se llenen de ese aire que poco tiempo antes te ha faltado. El oxigeno llega raudo y veloz a tu cabeza, a tu cerebro y éste comienza a trabajar. Esta llanura que transitas no es lo mejor, siempre la misma historia, siempre los mismos paisajes, un día tras otro, siempre lo mismo y todo es igual... pero la energía cinética que has acumulado en la bajada se convierte en potencial y te ves a ti misma subiendo la cuesta sin ningún esfuerzo. El optimismo vuelve, las ganas de comerte el mundo también, la emoción te invade, habías olvidado lo que generaba en tu cuerpo esta tensión deliciosa de ir elevándote del suelo duro y seco.

Llegas al culmen y te detienes un instante, haces click y la imagen se queda grabada: vive la vida, sube y baja, entra y sal, acierta y equivócate. Como personaje principal de tu historia aprenderás que todo lo que te rodea debe ayudarte y te ayuda a ir en una dirección ó en otra; que por mucho que te niegues, los factores externos son hilos que configuran la tela de araña que estás tejiendo. Sabes tu comienzo, sabes tu final, en ti está el poder para escribir el guión perfecto de tu existencia.

6 comentarios:

Saltinbanqui dijo...

Parece q hables de uno de esos videojuegos en los q te encuentras en una casa abandonada y depende de lo que encuentres o como te muevas pasas mas o menos calamidades.

Reflexiones tontas.

:)

Summer dijo...

Bueno, la vida es asi una montanha rusa, y de acuerdo a Celia Cruz un carnaval... (prefiero el carnaval)

MI HISTORIA... dijo...

Hay cosas que no entiendo y casi prefiero no hacerlo.
No sé porqué siempre aparece alguien, una mano, una frase en el momento justo.
Muxuxxxxxxx

^lunatika que entiende^ dijo...

Es que la vida da mucho de qué hablar...
Al fin y al cabo, lo es todo, no? ^^

Un beso!

Anónimo dijo...

Estooo.....
que no sé que iba a decir.
Ah si! ¿dónde está la salida?
jajjajajaajaj

Nofy dijo...

al final te encontré :P