Tarde ó no

Tenemos la maldita costumbre de acordarnos cuando ya no hay remedio. Por suerte, contigo no me sucedió; los motivos fueron varios: ser casi de la misma quinta de mi madre, que a ella le gustaran tus canciones, que a mí me guste echar la vista atrás en todas o casi todas las parcelas de la vida.

Hoy se te apagó la luz y este hecho significará un minuto en las noticias de este país; empezarán a echarte flores, a decir lo buena que eras en lo tuyo y mañana se olvidarán. Pasarán de puntillas si es que llegan siquiera a mencionarlo que quisiste y te quisieron pero seguramente el nombre de tu pareja no aparecerá por ninguna parte porque no es un nombre masculino, es de mujer; una mujer que dejó a su marido por ti y que durante cuarenta años ha estado a tu lado, compartiendo lo bueno y lo malo, siendo felices y viviendo la vida como vosotras queríais sin importaros nada más.

Por lo menos aunque tú te hayas ido, quedarán tus canciones, tu música y tus palabras. Difícil y complicado aprender en piel ajena y aún así, pondré más atención a lo que nos quisiste decir de forma melódica...