miércoles, 28 de octubre de 2009

Escepticismo

Cinco semanas, treinta y cinco días, ochocientas cuarenta horas, cincuenta mil cuatrocientos minutos, tres millones veinticuatro mil segundos... No es suficiente, te lo digo yo y cualquiera que tenga dos dedos de frente. El hecho de que decidas hacer algo diferente en tu vida, con tu vida, queriendo variar el curso de la misma no significa que en ese mínimo plazo de tiempo lo vayas a conseguir.

Es cierto que depende del objetivo que te marques pero te puedo asegurar que aprender artes marciales para llevar un orden, una disciplina, un entrenamiento tanto físico como mental que ayude a desarrollarte como persona no se logra ni con un mes, ni con medio año ni con un año. Dar un paso al frente es el primer paso, sinceramente es el más complicado ya que ponemos todas las excusas para irlo retrasando un día tras otro pero una vez que la noria empieza a girar se te hará más sencillo, llegando al punto de sentirte mal si tienes que saltarte alguna clase.

Es fundamental que la gente de tu alrededor te apoye dándote ánimos en los momentos en que flaquees pero recuerda que una cosa es la vida real y otra un programa de televisión. Por muy buenos entrenadores que tengas, por muy buenas que sean sus referencias y entrenamientos, en un período tan corto de tiempo no es habitual que te suban de cinturón; lo más probable es que tengan mucho que ver las cámaras y el espectáculo.

Lo sé, lo sé, echo mi mirada atrás y me quedo recordando...ummm... en tres años ya eras cinturón marrón? podías haber sido cinturón negro al año siguiente si hubieras querido y me vienes dando lecciones? lecciones de que? Lecciones de una persona que todas las semanas se machacaba en el tatami, que cuando iba a las competiciones sus entrenadores no sólo le hacían competir en su peso y categoría por edad sino que, le apuntaban a todas las competiciones que había fuera cual fuera la edad de las contrincantes y que lo hacían porque casi siempre sacaba medalla ó se lo ponía muy díficil a las demás. Así se fogueaba, así cogía experiencia, así aprendía combate tras combate, caída tras caída, estrangulación tras estrangulación...

Has dado el primer paso, sigue, estás en la senda correcta, verás cómo te ayuda la nueva filosofía que se está instalando en tu vida. Si en un combate se te sale el hombro no te preocupes, piensa y analízalo: no hay nada tan duro que no pueda ser movido, ni nada tan blando que siempre esté en constante movimiento.

2 comentarios:

Keka dijo...

Pues a mí me parece muy duro este post... ¬¬

Anubis dijo...

Kekalandya: Seguramente te sonará duro pero lo único que quería decir con él es que la cultura del esfuerzo es lo que verdaderamente vale la pena y que cuanto más díficil te suponga conseguir lo que te propones, más valor le darás...