El de hoy por el de ayer

Alguna vez me han dicho, realmente han sido más de una y más de dos veces las que me lo han comentado y también por personas distintas, que no hay quien comprenda mis post. Yo sé lo que escribo y cómo lo escribo y por eso no suelo pararme a pensar en las personas que lo leen. El único momento donde me doy cuenta de este hecho es cuando leo los comentarios y ahí sí me quedo dándoles vueltas a lo que esa persona en concreto habrá entendido de unas palabras que salían de mi mente de una forma y llegaban a la suya de otra muy distinta.

Así que hoy voy a explicar un poco lo que quise decir ayer cuando escribí ese texto. Tenía un tema en mente y no encontraba la salida a la hora de enfocarlo, sé que cuanto más lo piense más se atorara y por eso dejé pasar el tiempo y que mi mente se fijara en otras cosas y se distrajera para que por sí sola me encaminara en la dirección correcta.

Empecé a escribir y después de la segunda frase ya tenía el título, puede parecer que no tiene nada que ver con el desarrollo del post pero al final comentaré por qué lo puse. Seguí escribiendo adentrándome en la vida, en los últimos días del protagonista, enfocando su vida tal y como yo creo que sería a grandes rasgos.

Escribí el primer símil y los demás vinieron rodados. Cuando hablaba del adiós realmente me imaginaba a su familia despidiéndose pues se iba a una aventura donde su vida corría riesgo y nunca se sabe lo que puede suceder. Y los peores pronósticos se cumplen, un mal paso hace que el descenso se trunque y sufra dos roturas en su cuerpo haciéndole imposible continuar su vuelta al campamento base. Hablo de las hormigas, es decir, de las personas que suben en un intento de rescate pues es la única solución para que vuelva con vida. Continúo hablando de la esperanza de las personas deseando que cuando lleguen a él siga con vida y finalmente termino de relatar que deben abandonarlo en la montaña pues el clima se pone en su contra y sus propias vidas corren peligro.

Hablaba del montañero que esta semana estuvo en los titulares tanto de periódicos como de las cadenas de televisión, narrando hora a hora y día a día los intentos por auxiliarle y el trágico fin. El título se me ocurrió porque todo el mundo tenía el primer pensamiento de que ojalá aguantara este hombre y sobreviviera pero cuando ya se dió por inutil y por fracasado todo el operativo para traerlo a casa, las mismas personas cambiaron de parecer convirtiendo ese pensamiento en ojalá no se haya pasado diez días esperando y que tuviera una muerte dulce. Los pensamientos, van y vienen; el mismo agua, diferente marea...

P.d. Un inciso que nada tiene que ver con esta explicación. Hace apenas mes y algo que ando por estas tierras y el viernes pasado me sucedió algo que reafirma lo escrito por mí unos cuantos post atrás: Salí del trabajo dirección mi casa cuando a mitad de camino, se me para un coche al lado (en un lugar que no debería haberlo hecho porque si viene otro por detrás y no lo ve, se lo lleva con viento fresco por delante). Una pareja, la chica con unos papeles mirando y el chico que me cogía al lado contrario hablandome... oye, el Museo de la Ciencia? Mira, da la vuelta que lo tienes subiendo a la izquierda. Ah! la antena? Sí, ése es. (pues sí, pinta de ello tiene... ). En fin, que cada día me reafirmo más en que yo tengo tatuado un callejero en la frente y por eso todo el mundo me pregunta tenga pinta de autóctona ó no....aisssssssssssss