Sigo sin entender porque hay días especiales donde todo el mundo se vuelve "loco" si no sigue lo que se supone tienes que hacer. Mañana es uno de esos días y sobre este tema lo hablaba bastante con mi madre, todo lo que ella me dejaba porque no era especialmente favorito suyo. Siempre he pensado y sigo haciéndolo que yo no quiero más a nadie porque ese día que viene dictado por "vete tú a saber quién" vaya a hacerle una visita, ponga unas flores y rece por ella.
Tengo todo un año para demostrarle lo que le quiero, lo que le recuerdo y lo que echo en falta su amor, cariño y preocupación (sí, es algo que una madre jamás puede evitar). Tengo trescientos sesenta y cinco días para llevarle flores, hablar con ella, contarle mis alegrias y mis penas y sentirme reconfortada por su imagen "echándome la bronca por hacer así las cosas ó dejar pasar la oportunidad de...".
De qué sirve hacer el paripé si luego tu mente lo olvida hasta el año siguiente? De qué sirve un día que han vuelto tan comercial que te "sangran" y encima has de poner buena cara ante semejante robo? No es cuestión de dinero (de la misma forma que viene, se va), se trata de coherencia en todos nuestros actos. Este día, para mí, pasará igual que cualquier otro: llevándole a ella en el corazón y sintiendome cada día más agradecida de todo lo que me enseñó y me educó para hacerme mejor persona y mejor hija.
Tuve la suerte de compartir con ella sus últimos meses y ante eso no hay nada que lo pueda superar. El poder despedirte aunque no digas ni una sola palabra de adiós, el poder disfrutar de su día a día, el ejemplo que me dió, la valentía conque afrontó la realidad y su humanidad, su amor por su familia y su entrega es algo que jamás podrá ser pagado de ninguna forma. Por eso mismo un sólo día al año, un sólo momento de ese día es tan insignificante que lo mejor que puedo hacer es seguir dedicando mis instantes diarios a ella y sentirme afortunada de haberla tenido.
"Hoy como ayer y mañana como hoy, aquí estás: dentro de mi corazón hasta que mis ojos se cierren para no volverse a abrir jamás."
Tengo todo un año para demostrarle lo que le quiero, lo que le recuerdo y lo que echo en falta su amor, cariño y preocupación (sí, es algo que una madre jamás puede evitar). Tengo trescientos sesenta y cinco días para llevarle flores, hablar con ella, contarle mis alegrias y mis penas y sentirme reconfortada por su imagen "echándome la bronca por hacer así las cosas ó dejar pasar la oportunidad de...".
De qué sirve hacer el paripé si luego tu mente lo olvida hasta el año siguiente? De qué sirve un día que han vuelto tan comercial que te "sangran" y encima has de poner buena cara ante semejante robo? No es cuestión de dinero (de la misma forma que viene, se va), se trata de coherencia en todos nuestros actos. Este día, para mí, pasará igual que cualquier otro: llevándole a ella en el corazón y sintiendome cada día más agradecida de todo lo que me enseñó y me educó para hacerme mejor persona y mejor hija.
Tuve la suerte de compartir con ella sus últimos meses y ante eso no hay nada que lo pueda superar. El poder despedirte aunque no digas ni una sola palabra de adiós, el poder disfrutar de su día a día, el ejemplo que me dió, la valentía conque afrontó la realidad y su humanidad, su amor por su familia y su entrega es algo que jamás podrá ser pagado de ninguna forma. Por eso mismo un sólo día al año, un sólo momento de ese día es tan insignificante que lo mejor que puedo hacer es seguir dedicando mis instantes diarios a ella y sentirme afortunada de haberla tenido.
"Hoy como ayer y mañana como hoy, aquí estás: dentro de mi corazón hasta que mis ojos se cierren para no volverse a abrir jamás."