lunes, 4 de julio de 2011

Verano

En esta época del año es cuando la gente mayoritariamente aprovecha para tener vacaciones, pero quien verdaderamente las disfrutan y están deseando que lleguen son los niños, chavales y....las mascotas!!! Si, porque los animales también pueden salir más a la calle, estar más con la familia y recibir todos esos mimos que durante el año les han sido dados a cuentagotas.

Pero qué sucede usualmente cuando niños y animales están a su libre albedrío? Que llegan los accidentes por despistes varios. Si ya de por sí ver a un niño en esa situación te da pena, cuando le sucede a tu perro es que te duele el alma. Porque con los niños hablas, razonas, consuelas y ellos te pueden decir cómo se sienten pero a un perro a ver cómo le haces entender que estás ahí con él y que no pasa nada, que ya verá qué pronto se recupera, por no decir que él intenta hablar contigo y sus ojos lo dicen todo pero a ti te parece que no te llega del todo su sufrimiento.

Cuando le ves, cuando te mira, cuando lo coges en brazos y sientes sus temblores, cuando no tienes ni idea de su diagnóstico y siempre te pones en lo peor es cuando te sientes como una inutil por no entender su lenguaje y más cuando él entiende todo lo que le dices. Le llevas al veterinario y lo que en principio era un fallo en la pata derecha, estando allí la pata izquierda también le ha empezado a fallar, terminando con el descontrol traseril y venga radiografía por aquí y radiografía por allá. Le tocan, le retuercen y no ven nada, se queja nada ó más bien poco cuando le examinan a fondo. Al final inyección y pastillas esperando que sea una cuestión de pinzamiento de nervio en la columna ó algo parecido.

Si ya de por sí odia ir al veterinario, volviéndose loco a ladrar sin parar, ha terminado cogiéndoles miedo. Este año, a principio de sus vacaciones, ya pasó a que le quitaran una espiga de su oido; cosa harto habitual en él, ya sea en oido, pata ó dedos. Hoy ha dado un paso más: ha dejado de dominar sus esfínteres y ahí lo ha dejado todo, ó eso pensaba yo porque una vez dentro con la veterinaria, su máximo objetivo era interponerme entre ella y él y ha vuelto a dejar libre su esfínter; ver la puerta abierta ha sido sinónimo de huida y sólo se ha sentido bien cuando nos hemos ido a casa.

La próxima vez que salga corriendo detrás de un gato como alma que lleva el diablo le voy a dar de collejas hasta que me duela la mano, hombre ya!!!

P.d. Todavía no han terminado sus sesiones de veterinaria, veremos el próximo día....

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